Marian Volontaria per la seconda volta

Per me è stata una nuova sfida, tornare per la seconda volta nel Petén-Guatemala, in particolare nella presenza salesiana di San Benito a Flores. Incontrare di nuovo e abbracciare così tante persone con cui ho condiviso esperienze la scorsa estate, è stata una grande gioia, sentirmi nuovamente accolta da queste persone semplici e umili.

Ascoltare, accompagnare e prendersi cura sono state le parole chiave di questa esperienza; prendendo come riferimento la Strenna di quest’anno del Rettor Maggiore, “Coltiviamo l’arte di ascoltare e accompagnare” e fornire assistenza come parte essenziale della mia professione infermieristica. Ho cercato di avvicinarmi a questa città, conoscerla e comprenderla meglio, con rispetto, cercando di essere al suo fianco.

Ho incontrato bambini, giovani, adulti e anziani che sono accoglienti, affettuosi, grati e anche in molte occasioni abituati a vivere in situazioni precarie di alloggio, igiene, salute, istruzione; e questo mi ferisce, perché la disuguaglianza che viviamo in questo nostro mondo “globalizzato” è ingiusta.

Sentire e toccare la povertà fa male e mi rende consapevole che abbiamo il dovere di essere solidali con le persone che non hanno le possibilità per sviluppare tutto il loro potenziale

Il sogno di Don Bosco è una realtà a San Benito, la comunità salesiana lavora instancabilmente per il bene di queste persone, per raggiungere il loro empowerment e prendere coscienza del loro “diritto ad avere diritti”.

Come volontari siamo entrati a far parte della comunità salesiana, poiché ci hanno accolto come sorelle e abbiamo contribuito con la nostra parte nel dispensario sanitario, nell’ospedale pubblico con i parenti degli ammalati che spesso trascorrono giorni lontano dalle loro case, negli Oratori per i bambini poveri e i giovani, nella casa dei migranti, nei diversi gruppi e comunità della Parrocchia, dove l’impegno sociale con i più bisognosi è una priorità, insieme con l’intensa esperienza di fede in Dio. Ancora una volta ho trovato una Chiesa presente nelle periferie, viva e impegnata nei confronti dei più poveri.

La pastorale vocazionale è curata, nella Comunità vivono tre Aspiranti salesiani di Don Bosco, nella parrocchia c’è un gruppo vocazionale di giovani nel discernimento per le diverse vocazioni della Famiglia Salesiana, e ho avuto l’opportunità di condividere la formazione con il gruppo degli aspiranti ai Cooperatori salesiani che faranno la loro promessa nel mese di dicembre.

Ringrazio Dio per avermi dato di nuovo l’opportunità di vivere questa esperienza in modo salesiano, aprendo ad un’altra realtà, dove il valore della gratuità, della generosità, del dare e del dare sono la grande ricchezza.

La lettera Originale

VOLUNTARIADO MISIONERO SALESIANO EN PETEN (GUATEMALA)

“Cada momento de búsqueda es un momento de encuentro. Mientras busqué mi tesoro, todos mis días fueron luminosos, porque yo sabía que cada momento formaba parte del sueño de encontrar. Mientras busqué este tesoro mío, descubrí por el camino, cosas que jamás habría soñado encontrar, si no hubiera
tenido el valor de intentar cosas imposibles para los pastores”. (El Alquimista. Paulo Coelho)

Para mí ha sido un nuevo reto, volver por segunda vez a las tierras de Petén- Guatemala, concretamente a la presencia Salesiana de San Benito en Flores. Volver a
encontrarme y abrazar a tantas personas con las que compartí vivencias el verano pasado, ha sido una gran alegría, por sentirme acogida de nuevo por estas gentes sencillas y humildes.
El escuchar, acompañar y cuidar han sido la clave de esta experiencia; tomando como referencia el Aguinaldo de este año del Rector Mayor, “Cultivemos el arte de escuchar y acompañar” y aportando el cuidado como parte esencial de mi profesión enfermera. He tratado de acercarme más e este pueblo, de conocerle y comprenderle mejor, desde el respeto, tratando de estar a su lado.
Me he encontrado con niños, jóvenes, adultos y ancianos acogedores, cariñosos, agradecidos y también en muchas ocasiones adaptados a vivir en situaciones precarias de vivienda, higiene, salud, educación; y eso a mí me duele, pues es injusta la desigualdad que vivimos en este nuestro mundo “globalizado”. El sentir y tocar la pobreza duele y me hace tomar conciencia, que tenemos el deber de ser solidarios con los pueblos que no tienen las posibilidades de desarrollar todas sus potencialidades.
El sueño de Don Bosco, es realidad en San Benito, la Comunidad Salesiana trabaja de forma incansable por el bien de estas gentes, para conseguir su empoderamiento y que tomen conciencia de su “derecho a tener derechos”. Las voluntarias nos hemos integrado en la Comunidad Salesiana, pues nos han acogido como hermanas y hemos aportado nuestro granito de arena en el Dispensario de Salud, en el Hospital público con los familiares de los enfermos que en muchas ocasiones pasan días allí lejos de sus casas, en los Oratorios para niños y jóvenes pobres, en la casa del migrante, en los distintos grupos y comunidades de la Parroquia donde el compromiso social con los más necesitados es prioritario, junto con la vivencia intensa de la fe en Dios. De nuevo he encontrado una Iglesia presente en las periferias, viva y comprometida con los más pobres.
La Pastoral vocacional se cuida, en la Comunidad viven tres Aspirantes a Salesianos de don Bosco, en la Parroquia hay un grupo vocacional de jóvenes en discernimiento para las distintas vocaciones de la Familia Salesiana, y he tenido la oportunidad de compartir la formación con el grupo de aspirantes a Salesianos Cooperadores que en el mes de Diciembre harán su Promesa.
Doy gracias a Dios por haberme dado de nuevo la oportunidad de vivir esta experiencia en clave salesiana, de apertura a otra realidad, donde el valor de la gratuidad, la generosidad, la entrega y la donación son la gran riqueza.

Marian Busto. Salesiana Cooperadora

un abbraccio

Don Giampy